—¿Es verdad? —preguntaste cuando te conté el rumor que corría en la cafetería a la hora de comer.
—Por lo que yo sé, sí, —contesté—. No puedo saberlo con certeza. Soy apenas humano. No historiador.
—¿Tú ves a los historiadores como criaturas sobrehumanas?
—No —contesté—, es una forma de decir.