Billy ajustó el último tornillo. Su vida estaba a punto de cambiar para mejor. Durante los cuarenta y cinco años desde el día de su nacimiento había vivido siempre en el mismo pueblo. En un lugar aburrido donde verdaderamente no pasaba nada. Ahora las cosas iban a cambiar. Billy había construido una máquina que le permitiría viajar hacia delante o atrás en el tiempo hasta los días de gloria de ese lugar.
Se sentó en la máquina y giró el dial 30 años hacia el futuro, al año 2047. Hubo un ruido ensordecedor durante un momento antes de que la máquina se calmara de nuevo. Billy miró a través de la ventana y vio una envejecida imagen de sí mismo, balanceándose en una mecedora al lado de un objeto de metal oxidado que se parecía mucho a su máquina del tiempo.
Desilusionado con la falta de acción, Billy giró el dial atrás hasta 1600. De nuevo, el ruido ensordecedor antes de la calma. Bajó de la máquina y se encontró en medio de una tierra sin cultivar. El sol brillaba en el cielo y no había nada que ver salvo los campos vacíos que se extendían hasta el horizonte.
Billy pasó el resto de la tarde viajando adelante y atrás en el tiempo, buscando momentos emocionantes. No encontró ninguno y concluyó que su pueblo era simplemente el lugar más aburrido de la tierra, independientemente del tiempo.
Después de varias horas de viajar a través del tiempo, volvió al 2017, cogió una cerveza fría de la nevera y se sentó en la mecedora de su porche. Miró la máquina del tiempo y se dijo a sí mismo:
—Tenía que intentarlo.